Otra vez Abraham, al que le encanta manejar el ratón y todos los medios disponibles a su alcance, empezó pasando las fotografías de Ifoulou. Esta vez nos encontramos una mano con un gran corte, ¿qué le habrá pasado?
- Se ha caído- dijo Denisa.
- O a lo mejor se ha clavado un palo- dijo Samara.
No podíamos saber qué le había ocurrido, pero sí vimos como curan las heridas en Ifoulou cuando están nuestros amigxs de Acción Geoda.
Ver a nuestro amigo Nordín no llorar cuando le curaban una herida tan profunda, también nos impresionó. Los niños, incluso los más pequeños, son muy duros: no lloran cuando se caen ni cuando se les cura. De hecho, les gusta mucho ser atendidos, el cuidado, el algodón, los olores de la enfermería.
El señor que le cura la herida se llama Abdullah. En Ifolou no hay médico, ni enfermera, así que Abdullah recibió formación para curar heridas de los médicos que fueron con Acción Geoda en noviembre, y lo hace fenomenal.
-¡Igual que Conchi que nos cura cuando nos caemos!- dijo Amalio.
Todxs se miraron las heridas de guerra y , como no podía ser de otra manera,
lo plasmaron fotográficamente.
El señor que le cura la herida se llama Abdullah. En Ifolou no hay médico, ni enfermera, así que Abdullah recibió formación para curar heridas de los médicos que fueron con Acción Geoda en noviembre, y lo hace fenomenal.
-¡Igual que Conchi que nos cura cuando nos caemos!- dijo Amalio.
Todxs se miraron las heridas de guerra y , como no podía ser de otra manera,
lo plasmaron fotográficamente.
¡Qué suerte tener a Conchi que nos cura siempre!
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